La belleza de lo efímero e inconscistente hoy en día atrapa a muchos, sin embargo, la verdadera belleza radica en la fortaleza de un amor que perdona, sana, motiva y crece en condiciones donde ambos caminan en la misma dirección de carácter y convicciones que prometen mejorar a cada paso, es la perseverancia de conducirse en el camino llamado vida donde ciertamente hay baches, imperfecciones, curvas, señales de advertencia y también planicies con una hermosa vista, donde cada desafío promete una enseñanza de humildad y amor ante un mundo cegado de egoísmo e irrresponsabilidad, donde al final la meta es la promesa del inicio que nunca se rompio sino que perdura hasta la muerte.